miércoles, 2 de noviembre de 2011

Visitas a espacios de grabaciones sónicas humanas.

Cuaderno de bitácora espacial; 17.(0035) de Octubrilio Marsupial de 20(1456-glglg)11

El desconcierto se apoderó de vuestro humilde capitán, cuando fue conducido junto a un grupo de terrícolas, a un extraño recoveco en las profundidades del centro de estudio de los espectros visuales y sónicos.
En ese extraño lugar, nos esperaba uno de esos terrícolas particulares de la región; menudo, con el pelo de la cabeza invertido de extraña forma. Según mis investigaciones en otros terrícolas, no se encontraba dónde debería corresponder.

La cavidad de la realización de espectros sónicos se encontraba dividida en dos secciones; Mando de control y aglutinamiento e inspección de terrícolas.
Estos dos espacios se encuentran interrelacionados intrínsecamente, ya que sin el espacio de exploración, el mando de control es fútil.

Por lo tanto, para comenzar el estudio de los espectros sónicos, se procedió a la introducción de terrícolas en el módulo de inspección, que conllevaba su debida seguridad. Un espacio insonorizado y aislado del puesto de control, con un, perfecto para el estudio, cristal de contención idóneo para observar los comportamientos de los terrícolas ahí hacinados.
El espacio disponía de amplificadores sonoros y receptores sonoros, o como ellos lo llaman, Micrófonos y auriculares. Es curioso, ya que cuando los terrícolas se ponen en contacto con estos instrumentos, cambian radicalmente su actitud y comportamiento. Algunos cambian su voz y profieren ruidos ininteligibles y poco racionales o mueven sus labios sin ningún tipo de conexión con el exterior o sentido alguno.
Es entonces, ante estos aparatos, cuando los primates comienzan su espectáculo y la sala de control comienza su labor. Una luz indicaba que los primates comenzarían su ritual, por lo tanto, el terrícola menudo explicó las funciones de aquella tabla con botones y palancas que se encontraba en el mando de control. 
Cualquier ser inteligente de la galaxia marsupio, podría indicar que aquello era babosa chupada, pero no nos encontramos en la galaxia marsupio, así que no engañaré a nadie. Aquello era un complejo sistema de botones y palancas que disponía el control de las voces de los sujetos de investigación. Podía manipular a placer todo lo que estos animales decían. Incluso, disponía de un proyector de voz para comunicarse directamente con el módulo de investigación, algo inusual; normalmente, no quieres que los sujetos investigados conozcan lo que haces con ellos.
Durante el proceso de estudio, con un aparatoso instrumento, podía calcular la ganancia en la voz de los primates, incluso, podía añadirles sonidos armónicos mientras se comunicaban. Insólito.
Pero esto no era todo.
Desde aquí, es cuando hago la advertencia al pueblo ornitorrinco, de que los terrícolas pueden suponer una seria amenaza a la estabilidad del universo. Y fue un descubrimiento que chocó tanto a primates como a este, vuestro capitán ornitorrinco. ¡Pueden adoptar la personalidad de otros terrícolas mediante la voz!
El hombre menudo, del que intuyo debe ser uno de los máximes líderes del planeta, puso en marcha un sistema con el cual, pudo cambiar las voces de los primates de estudio. Nadie en la sala de estudio reconocía esas voces ni cómo podía haber cambiado de tal forma. 
A un modo eran graves, a otro, agudas. Por el momento, este fenómeno me es desconocido y desde aquí propongo priorizarlo en mi tarea de investigación.
Tras el gran plato final, se dio por terminada la visita al espacio, y nos dispusimos a su abandono inmediato, no sin la sorpresa de dejar que los elementos de estudio se mezclaran junto a sus investigadores.
Curioso.

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